sábado, 8 de noviembre de 2008

Dos poetas, dos poemas, dos modos de poesía

En Espuela de Plata, La Habana, Agosto, 1941.

Los poetas son José Lezama Lima; Emilio Ballagas. Los poemas: Muerte de Narciso y Elegía sin nombre...

... Ballagas provoca el cuerpo emocional dentro de la atmósfera patética que presenta el tema del amor y el de la muerte aflictiva, congojosamente. Ya queda dicho en otra parte que toda su obra es un responso perpetuo; "una oscura mitad que se acostumbra"...con su circunstancia. (17)

Nunca será bastante afirmar que Ballagas dispone sus palabras en un horizonte que no es el de la imagen como cuerpo sensible que impresione toda la vida del poema; en su poesía la imagen funciona aisladamente: precioso auxiliar cuya misión es ventilar su enrarecido mundo patético: "es una gran tristeza de rfemos mutilados, de carbón y cenizas sobre alas derrotadas"... cierra así una gran claúsula patética de su Elegía. (17-18).

Mientras, Ballagas que sabe sutilmente del peligro de lo idéntico, ha intentado abrir "las valvas de una concha amorosa que defiende su misterio, su carne, su secreto"... para ventilar con otras misteriosas, secretas palabras su enrarecido mundo patético. Después de Nocturno y Elegía -cristalización y saturación de su poesía- escribe Nocturno (su último poema) que inicia la apertura de las cerradas valvas. Allí (...) para probar hasta qué punto el problema de la redención, de la reovación inquieta al poeta se emplean sustantivos de nueva factura: paraguas, esqueletos, ice-bergs, murciélagos, silla rota, todos ellos contenidos en el breve espacio de treinta y seis versos. Nuevos motivos, nuevos temas; cierto ocultamiento del posesivo individual son preciosas señales de segura vena parfa el definitivo destino de su poesía (19).