domingo, 29 de julio de 2007

Himno a la vida mía

Loco de contento
me echo por esas calles,
huelo el perfume de la noche,
y grito: !Estoy vivo!
¿Acaso no se percatan?
Abro mi camisa, llevo la mano al corazón:
Oigan cómo late... No importa hasta cuando.
Ahora vivo en medio de la calle,
y estoy de fiesta.
Mientras viva seré inmortal.
Si toco mi corazón,
es como si lo tocara eternamente.
Tan vivo estoy, que la historia
desfila ante mi vista,
y puedo acompañarla en su incesante marcha,
haber sido, ser y llegar a ser.
La sangre bulle en mis venas.
Cumple una y otra vez su ciclo,
y a la vida me aproxima más el tiempo.
Mía solamente, eterna en su bóveda celeste.
A este brazo que alzo, a esta boca que sonríe,
poder humano ni divino podrán darles
cristiana o pagana sepultura.
Desafían el negro boquete del sepulcro.
Aves de una especie desconocida,
sobre el polvo se encaminan intrépidos
hacia los mágicos espejos
donde la infinitud del tiempo
al hacerlos temporales, los reflejará en su pura esencia:
un brazo y una boca en mitad del planeta.
Obtener esta victoria,
es al confirmación de estar vivo,
vivo siempre, abandonado
mi cadáver futuro,
para hablar con mi cuerpo y decirle: !Aleluya!

1976