miércoles, 23 de diciembre de 2009

Buenos Aires, Carpentier y yo

Virgilio Piñera un cubano de sombras en Buenos Aires

Por Jorge Carrol

Corría los primeros años de los ’50 y por esas cosas de las ciudades como Buenos Aires, un muchachote como este memorioso escribidor lo era por entonces, encontrarse en la calle o en un café o en una librería con Miguel Ángel Asturias o con Rafael Alberti o con Witold Gombrowicz, era tan fácil como hacerlo como con Juan Carlos Onetti o con Octavio Paz o con Virgilio Piñera. Precisamente a Virgilio lo conocí cuando era funcionario de la Embajada de su país, Cuba, en Argentina, y solía reunirse con mi compañero de LRA Radio del Estado –hoy Radio Nacional- el crítico musical Carlos Coldaroli y con otros personajes de la locura porteña, como los patafísicos Esteban Facio y Álvaro Rodríguez. Piñera venía precedido de un alto honor, haber sido el director, por llamarlo de alguna manera, de un equipo de cerca de 50 escritores y poetas, que habían traducido la trascendental novela de Gombrowicz: Ferdydurke. (Traducido del polaco “vía el francés” que hablaba Witold y la mayoría de los traductores, no todos).

Buenos Aires era un hervidero de ideas artísticas, el mundillo culturoso iba del existencialismo a la política, pasando por el surrealismo, el invencionismo y el concretismo, la música atonal y el dodecafonismo. Muchos de los afectados por la fiebre cultural, pensaban viajar a París, cuna de todos los sueños y otros a Roma, para dedicarse al cine o algo parecido. Una de esas tardes en que la nada y la nausea jugaban parejo sobre las mesas del Florida Bar, se sentó en mi mesa para hacer tiempo, pues debía encontrarse con alguien. Hablamos de todo y de nada y como quien no quiere la cosa, hablamos de Asturias y su tropicalismo bananero y acto seguido puso en mis manos un libro que él llevaba consigo: El reino de este mundo, de Alejo Carpentier.

No recuerdo exactamente lo que me dijo Piñera, sólo recuerdo o quiero querer recordar, que todo el arte caribeño comenzó en la real corte haitiana de Henry Christophe, a la sombra verde y húmeda de Sans-Souci, que permanecía imponente e intacta aún a pesar de los rayos, los terremotos, los franceses, los haitianos y los yanquis. Hablamos naturalmente de Wilfrido Lam y de lo fantástico. Aquella tarde y gracias a Virgilio Piñera se me otorgaron las llaves de la lectura de Alejo Carpentier y de lo maravilloso obtenido sin trucos de prestidigitación, algo parecido a la vieja y embustera fórmula del fortuito encuentro de la máquina de coser y el paraguas sobre una mesa de operaciones.


Con El reino de este mundo en mi poder, regresé a mi casa, para asumir, a través de la lectura de Carpentier, una vez más los cantos de Lautréamont (hay todavía demasiados “adolescentes que hallan placer en violar los cadáveres de hermosas mujeres recién muertas”) iniciando así una amistad con la obra de Carpentier que sigue impertérrita a lo largo de los últimos casi cincuenta años. Y todo gracias a Virgilio Piñera que una tarde supe se había marchado de Buenos Aires para regresar a su Cuba, donde junto a Lezama Lima –los dos grandes de la llamada generación de Orígenes- hizo de la poesía, su secreto refugio, en un mundo seudo revolucionario.

Nos quedan hoy sus obras para júbilo de las mejores letras cubanas y en lo personal, me queda la sombra de sus andares por la calle Florida en busca de la ausencia que supo cosechar en La Habana. También el agradecimiento de haber puesto en mi vida la obra de Carpentier y de Lezama Lima, también algunas canciones de Beny Moré, como Dolor y perdón, que tantas veces tararié en las no pocas vueltas de un amor…

(Concluyo esta Memoriabierta con las tres primeras líneas del poema de Virgilio Piñera, Solicitud de canonización de Rosa Cagí)

Por la presente tengo a bien dirigirme a usted
para solicitar una plaza de santa laica
en la Iglesia del Amor.

Tomado de Palabra virtual

domingo, 13 de diciembre de 2009

Algunos poemas de mi última etapa que cubre 20 años (1959-1979)

En la puerta de mi vecino
un papelito me dejó helado.
“No me molesten. Estoy llorando.
Y consolarme ya nadie puede."

Ahora yo sueño con mi vecino.
Y mientras sueño, abro la puerta.
Adentro veo mi propia cara,
mi propia cara bañada en lágrimas.
(1962)

EN EL DENTISTA

¿Qué puede hacerse contigo? ¿Qué podría encontrar tu frescura en mi piel ajada?
Te engalanas para el amor, gimes por el amor, te hundes en su noche.
Quizás no sepas quiénes fueron Baudelaire y la señora Sabatier, ni lo que entre ellos ocurrió. Pero es tan divertido (o tal vez sea otra cosa) escribir estos renglones dedicados a ti, que para mí no eres más que un fantasma.
(1965)

Lo que estuvo a mi lado tantos años, lo que veía sin ver, y sentía sintiéndolo apenas, lo he reconocido.
Aunque ignoro si llegaré a saber realmente lo que es, ha empezado a formar parte de mí. Cuando no lo veo ni lo siento, tiemblo. Su ausencia corta mi respiración, y muero un poco.
Cuando regresa, me vuelven los colores a la cara.
(1976)

ÓYELO BIEN

Si alguna vez tuviste bellos días, tardes apacibles, amables conversaciones; si en un instante magnífico viste crecer la rosa y colorearse el aire; si decir “buenos días” era algo perfectamente natural; si...para qué seguir cuando el corazón de todo se ha secado. En tu diccionario personal no aparece la palabra salvación. Y en cambio, fueron sustituídas las demás por una sola: “condenado”, infinitamente repetida.
(1976)

PARA TI

Para ti ya no habrá formas ni contornos. Esperas por un sol que no ha de salir. Sin estar ciego, aún ignoras -en tu casa todavía hay luz-, que todo se volverá negrura en un instante, y en un instante nunca más te verás como eres.
¿Qué dices...? El genio del hombre, la tecnología, los adelantos de la ciencia...
Amigo mío, esa mano que busca otra mano, tus ojos que pugnan por insertarse en otros, pronto sabrán que no son ojos ni mano. De modo que asómate, y disfruta el último paisaje.
(1977)

NADIE

Cada vez que el empleado levanta la sábana que cubre tu cuerpo, el que mira exclama: Nunca lo he visto.
Tuviste amigos, una esposa, hijos, jefes y subordinados.
Todos desfilan. Escrutan tu cara, y suponiendo que podrías ser al que amaron u odiaron, se consternan ante tu calculada inescrutabilidad.
(1977)

Piñera: Rule Breaker & Provocateur

By Leonardo Padura Fuentes

HAVANA TIMES, July 4 (IPS) - As we immediately approach the 30th anniversary of the death of writer Virgilio Piñera, we can also make out in the not too distant horizon the centennial of his birth, which will be marked in 2012.

Perhaps these moments should stimulate reflection and homage to someone whose life deserves celebration as one of the most controversial yet essential figures of Cuban culture of the 20th century.

Piñera was a great renovator and modernizer of Cuban theater, one of its most revealing poets and an important figure among the nation’s most significant and daring narrators.

To begin to understand and read him, it should be kept in mind what he wrote about himself in an insurmountable and provocative self-portrait:

“As soon as I was old enough, I demanded thought be translated into something more than spit spraying or arm waving; I found three fairly dirty qualities of which I would never be able to clean myself: I learned that I was poor, that I was homosexual, and that I liked art.

“The first because one fine day they told us that ‘nothing could be found for lunch.’ The second because, also one fine day, I felt a wave of blushing cross my face when discovering, throbbing under his pants, the swollen organ of one of my numerous uncles. The third because, on an equally fine day, I heard my very fat cousin convulsively griping a glass in her hand singing the toast of ‘La Traviata.’”

Perhaps Virgilio Piñera’s greatest cultural merit was his vital and artistic iconoclasm. The rule-breaker, the essential provocateur, a searcher for novel ways of expression and structure, conceptually diverse and challenging, his work today conserves aesthetic greatness, while his life has become the best representation of the torture of marginalization and silence into which the writer was driven.

This fate was his and a significant part of the country’s intellectuals, subjected to the orthodoxy and exclusionary methods of Cuban cultural prescriptions of the 1970s. In that marginalization - “civil death” as it has been called - he spent the last 10 years of his existence, until he died physically.

However, the despairing circumstances and disrespect a part, his artistic work itself continues to be the best way to understand his significance for the culture of the island and the literature of the language.

As a playwright, Virgilio Piñera is the unquestionable creator of modern Cuban theater. His work “Electra Garrigó” (1948) was in its day a jolt of modernity to a stage that had been paralyzed between crude realism and the superficiality of the vernacular style recently transcended.

No less significant was the contribution of “Aire frío” (Cold Air), 1959, perhaps the height of Cuban theater of the 20th century; a work in which everything harmonizes around the story of a family obsessed by a dream and a reality.

The dramaturgy of Piñera provoked scandals. The Association of Theatrical and Film Editors banned “Electra” for years, and efforts were made to boycott the premiere of “La boda” (The wedding), 1958, by the Association of Catholic Youth, who considered it immoral. However, the reaction to his work was a transformation so deeply rooted - based on his treatment of absurdity, cruelty, surrealism and existentialism - that Cuban theater became conceptually and formally different.

Piñera’s poetry, for its part, is the antithesis of the directions marked by all orthodoxies. It included the group Origins, with which he initially had a close relation but would later break with. Collected in the volume “La vida entera” (All of life), 1969 - what would be the last his books that Piñera would see printed in his life - was perhaps the most emblematic work: the long poem “La isla en peso” (The island weighs), 1943. It is an essential work on the abundant and polyphonic history of Cuban poetry.

But it was perhaps in the narrative, especially the short story, where the renovating spirit of Piñera was sharpest, even though it was less influential on future admirers if we compare it to his theater.

His three novels and three books of stories all appeared posthumously (given the impossibility of publishing them in the 1970s). He was the most renovating of Cuban narrators of the golden epoch of the 1940s and 50s thanks to those stories in which he merged absurdity, surrealism, cruelty and even parody of diverse genre, such as science fiction, to produce ironic looks into the emptiness of existence and the irrationality of many people’s lives.

Since the 1980s, fortunately for Cuban culture, Virgilio Piñera’s work was again published, exhibited and commented upon. The victorious return of the “black sheep” was so overpowering that a Piñeria “explosion” even occurred.

“La vida tal cual” (Life as such), an autobiographical account published by Union a magazine of the artists and writers association (UNEAC) in 1990 began what would be the printing of his unpublished stories and theatrical works, bringing his works onto the stage and restoring him to the stature that he always merited.

Perhaps the most curious aspect of the posthumous restoration of this figure has been the fact that the life, character and tribulations of this writer have transformed him into a character of diverse narrative and dramatic texts. He is almost always shown as a representative of marginalization and a spirit of artistic resistance that possibly Virgilio Piñera embodied better than any other Cuban creator of his time.

In this way - for his vital and artistic pioneering, for the renovation that his work brought in its time, and for the permanency that it has conserved - the occasion of the centennial that approaches could well be apropos to again put into circulation all of his writings - maybe an edition of his complete works. We could recognize him, once again, for his literary greatness and the revolutionary role that he played in the cultural life of his land, “surrounded by water everywhere,” the small country where Virgilio Piñera was born, lived, enjoyed, suffered and died.

sábado, 1 de agosto de 2009

Gracias Abilio.

Fragmento de la entrevista titulada El navegante despierto realizada por Luis Manuel García para la revista Encuentro de la Cultura Cubana, 51/52, Invierno/Primavera, 2009.


(...)
Tu cercanía a Virgilio Piñera, cuyos últimos años tú compartiste cuando eras muy joven, ha inducido a algunos críticos a confundir biografía y estilo, atribuyéndole un carácter piñeriano a tu obra. Yo sólo descubro rastros de esa negatividad piñeriana en algunas zonas de Los palacios distantes y en tus tres Ceremonias para actores desesperados, desoladas como un paisaje de ruinas sin el empaque nobiliario de los siglos. ¿Cuál es la principal huella de Virgilio en ti? ¿La ética del ejercicio literario antes que sus fórmulas?


Estoy de acuerdo, yo mismo no descubro en mí esa “descarnada negación piñeriana”. Hay muchos escritores cubanos, más jóvenes que yo y que, por tanto, no conocieron a Virgilio, que son, sin embargo, más “piñerianos”, como tú dices. La cercanía personal del escritor acaso no determina el “cómo se escribe”. Cada uno ha tenido una vida diferente y, por tanto, una manera diferente de ver o entender lo que sucede a su alrededor. Es decir, que puede que se trate (no lo sé) de que los señores que intentan escribirse, en uno y otro caso, son diferentes, como diferentes fueron las suertes o las desventuras que cada uno debió enfrentar. Detrás de cada escritor hay algo invisible. Y puede que ese “algo invisible” sea lo que determina. Esto lo dice muy bien Philip Roth en una famosa entrevista. Yo nunca me he propuesto escribir al “modo de Virgilio”, simplemente porque no sé, porque, como es natural, yo no escribo como quiero, sino como puedo. Lo que sí estoy en condiciones de afirmar es que cuando conocí a Virgilio en 1975 (yo acababa de cumplir 21 años) comencé a entender de otro modo la literatura. Ya estaba en la universidad, pero mi verdadera universidad fue Virgilio. Con esa mezcla de seriedad e ironía que lo caracterizaba, él hablaba de “sacerdocio”. Pues bien, no está mal entenderlo así, con la debida seriedad e ironía que se le debe conceder a la palabra. Como metáfora puede que sea útil. Era imposible no dejar de sentirse impresionado por la ética de ese señor tan extraordinario que fue Virgilio Piñera. Esa tozudez ética del desenmascaramiento permanente. Un hombre tan aparentemente vulnerable y que resultó de acero. Admirable. Y hay algo más (y sé que estoy en la obligación de contar todo esto algún día), nunca he conocido a nadie que viviera, como él, en la literatura.A su lado, todo se convertía en literatura, todo alcanzaba una dimensión diferente, que nada tenía de cotidiana. Con él no llegábamos a la casa-quinta de los Ibáñez-Gómez, de Yoni Ibáñez, en Mantilla: con él llegábamos a la Ciudad Celeste. Y no éramos un grupo de personas que conversábamos y leíamos, sino que éramos, al modo de Proust, un cogollito. Y así fue siempre. Cuando, desgraciadamente, se acabaron, o la policía hizo que se acabaran las tertulias de los Ibáñez, y nos veíamos a escondidas en una rara casa de la calle Galiano y San Miguel, éramos los personajes de una novela policial, lo cual no estaba, dicho sea de paso, muy lejos de la verdad.Hasta lo terrible de tener que salir de aquella casa a horas distintas y, si nos encontrábamos en la parada de la guagua, fingir que no nos conocíamos, era como vivir en un libro. Insisto: esa propensión natural a convertirlo todo en maravilla, en fábula, en mito. Era un mayeuta. Y si algo se aprendía al lado de Virgilio era a observar y a tener fe. Fe en la literatura, como se comprenderá. En un libro de Félix de Azúa que leo y releo con mucho gusto, se ha contado la fábula del judío que en el tren, camino de los campos de concentración, se asomaba por una ventanita del techo, una claraboya, y contaba a los demás cuanto iba viendo, cómo eran los paisajes que veía. Pues bien, ese era Virgilio para nosotros: el que se asomaba por la claraboya de aquel tren cerrado y nos contaba el paisaje que veía.

lunes, 22 de junio de 2009

La carne de Piñera

Por Silvina Friera (con algunas anotaciones mías intercaladas)

Damián Tabarovsky plantea que si tuviera que optar por un escritor, el elegido sería Virgilio Piñera, “el último discípulo de la revista Orígenes, que dirigía Lezama Lima, pero al mismo tiempo rival, porque pertenecía a otra estética”, advierte. (el último no querido, el último fue Lorenzo que también se reveló y que ha rendido más que yo) “Piñera participó de la traducción de Ferdydurke, de Witold Gombrowicz, una traducción de un escritor polaco al español, hecha por un cubano, y esta traducción marca un momento cultural interesantísimo: un polaco que leía su libro en voz alta y lo iba traduciendo al español, pero como hablaba bastante mal, Piñera y Adolfo Fernández de Obieta (el hijo de Macedonio Fernández) interpretaban lo que él decía y lo redactaban en un español bastante extraño porque había un cubano y un argentino. (sólo anotar que yo era el director del equipo de traducción, escogido por el propio Witold que sabía en qué andaba) Pero (Ernesto) Sabato rápidamente se encargó de retirar esa traducción de la venta, contrató un traductor que supiera polaco y le quitó esa radicalidad que tenía la traducción original, porque no estaban traduciendo sólo literatura sino cultura”. Su entusiasmo por la figura de Piñera se prolonga mucho más allá de esta experimentación radical con la traducción de la novela de Gombrowicz. “Piñera escribió un artículo extraordinario sobre la literatura argentina, particularmente sobre Borges, al que llama un autor ‘tantálico’, en el sentido de que en un día de gran calor, te muestra un poco de agua y no te la da –compara Tabarovsky–. Es el primer artículo crítico contra Borges, pero no desde una posición ideológica como se estilaba en esa época. A Piñera no le importaba si Borges era de derecha, sino que planteó una crítica interna a los textos de Borges”. (eso es mucha verdad y nadie nunca lo había reconocido antes, gracias) “Es curioso, porque al mismo tiempo que fue un escritor consagrado, sigue siendo un autor no tan presente, no sé si usaría la expresión de ‘culto’, pero lo cierto es que no tiene la presencia de un Lezama Lima, sin ser menor que él. Toda esa generación de las revistas Ciclón y Orígenes, básicamente, para mí es cumbre en la literatura latinoamericana”, afirma el escritor y editor de Interzona. (Orígenes y Ciclón junto con Sur eran las tres mejores revista de la lengua española en su tiempo. Yo estuve en las tres).


Aparecido en Página 12 (sin mis notas , claro)
Jueves, 8 de Febrero de 2007
Sescción Cultura y Espectáculos

domingo, 21 de junio de 2009

Siempre Virgilio

La exhibición de fotografías de Virgilio Piñera, salidas del lente de Chinolope y que durante todo el pasado mes estuvo en la galería Raúl Martínez del Palacio del Segundo Cabo, parece venir a poner el sello definitivo, incambiable, de un Virgilio sentado en 18 repeticiones sobre su sillón, como un Cristo pegado a su cruz.

Iris Cepero | La Habana (La Jiribilla, 2002)

“Soy hombre de pocas palabras y todos mis esfuerzos en la vida van encaminados a la mudez perpetua.Hay cosas que terminan por obra y arte, tanto que perdemos el hilo...No se puede vivir encogido todo el tiempo...nunca como ahora un hombre se parecía menos a otro hombre; la comunicación resultaba tan precaria que cada vez más las palabras querían decir menos y ya se notaba el temor de unos y otros a aventurarse en los abismos de una conversación.”.

Virgilio Piñera

No puedo imaginarlo de otra manera. Siempre así, flaco, de nariz fina, pelo negro y lacio, con esa expresión de burla e ironía en la mirada; y siempre, eso también, definitivamente sentado en un sillón, con las piernas cruzadas, como si el sillón fuera parte de su cuerpo u otra prenda inseparable del atuendo. Y si no está el sillón y el poeta aparece sentado de manera distinta, mis ojos despejan cualquier otro mueble y aparece como siempre, ensillonado, ajeno y a la vez atento a las voces, o como burlándose de ellas, con un signo de estar más allá de todo, incluso de su sillón.

Es por esto que la exhibición de fotografías de Virgilio Piñera, (Matanzas 1912- La Habana 1979) salidas del lente de Chinolope y que durante todo el pasado mes estuvo en la galería Raúl Martínez del Palacio del Segundo Cabo, parece venir a poner el sello definitivo, incambiable de un Virgilio sentado en 18 repeticiones sobre su sillón, como un Cristo pegado a su cruz.


Los ojos de Chinolope (Guillermo Fernando López Junqué, La Habana, 1932) en la figura del dramaturgo cubano en los años 60 forman parte de la obsesión y la suerte de este fotógrafo, empeñado en las imágenes más conocidas de Lezama, Cortázar, de Roque Dalton, Alicia Alonso, Wifredo Lam.

Chinolope, acostumbrado a recoger el testimonio gráfico de las más grandes figuras, esta vez también expone en el catálogo de la muestra, las palabras que Luisa Piñera, hermana de Virgilio, le regalara en 1993. Es así que una vez más asistimos al recuento de los primeros años de un Virgilio debutante en el mundo del arte, anticipando el despliegue que apenas una década después, en los 40, lo mostraría como uno de los más grandes intelectuales cubanos.

De los veinte años vividos en Camagüey, recuerda Luisa: "En mi casa se celebraban un sábado sí y otro no, reuniones donde venían los profesores de la Escuela Normal, algunos del Instituto, escritores y periodistas. El sábado que no había reunión montábamos obras teatrales, nada del otro mundo, pero algunas se ponían. Virgilio actuaba, otras veces dirigía..."

Al clausurar la muestra esta semana en el Palacio del Segundo Cabo en La Habana, Chinolope comentaba que "Explicar es reducir. ¿Es posible que no haya palabras para explicar algo? ¿Quiénes fueron los primeros en alejarse de la palabra para acercarse a la imagen como simple significado? ¡Los chinos!... Piñera Virgilio no tiene por qué soñar más: debe observar. Tengo la convicción de que su obra es una extracción...una influencia en la literatura nacional y universal. Hay frases interminables en la vida que develan lo que realmente sentimos y pensamos...Cuando nos miran a los ojos...la máscara como persona nos descubrirá de qué está hecha su propia mirada, de relación de relación, de relación de relación, y así sucesivamente lo aclara y confirma".


El Virgilio que el fotógrafo devela en Presión y Diamante, se nos muestra diverso y a la vez único, en un experimento perceptual que crea la sensación y a la vez la duda entre el estatismo de la fotografía y el movimiento del cine, como comentara a La Jiribilla Nelson Ramírez, curador de la exposición. Virgilio Piñera salido de la cámara de Chinolope, detenido y a la vez en movimiento, como escapando del retrato, atrapado en uno los muchos momentos del poeta.

jueves, 1 de enero de 2009

El Jardín

Un jardín me ha construido el sueño
para que en él yo sueñe la realidad;
allí los muertos, los vivos, los ausentes
conversan entre sí animadamente:
a mi difunta madre yo le he oído
quejarse de las frutas del mal año,
y decirle a mi padre que yo soy
un niño destrerrado de su amor.

De pronto ha aparecido Robespierre
sentado en su carreta del patíbulo
vendiendo una cabeza con gusanos
mientras grita: !Manzanas coloradas!
Mi padre pide una, y él le dice:
¿Cuál prefieres? ¿La de Dantón?
¿?La de María Antonieta?
Pero mi madre, viendo una cabeza
en donde por las cuencas de los ojos
asomaban dos uvas temblorosas,
la eligió, y Robespierre le dijo:
Es para mi un honor que usted me coma.

Lo que leí en los inciertos libros
ahora lo veo señaladamente:
Nerval se va a ahorcar en la Vieille Lanterne,
Zenea se dispone a ser fusilado,
Casal en su hemoptisis se consume,
y en Dos Ríos Martí la patria funda.

De Henry James los niños misteriosos
se acercan a su aya desencarnada
para confiarle que ellos están viendo
un hombre vivo en lo alto de la torre.
Sonriendo ella asiente y pone un dedo
sonbre sus labios como diciéndoles:
Todoe s posible en el reino de la muerte.

Aún no salido de mi asombro escucho
de Carlos Marx la voz tronitonante:
Aunque quieras los ángeles no existen.
Vas caminando por una estrella calle,
o por el ancho mar o el aire surcas
y no hay ángeles que choquen con tu vista;
sólo hay seres humanos y animales
que mueven como pueden su existencia.
Tu pensamiento debes concentrar en ellos,
en una esquina abandonar la fantasía,
dejarla ciega, que se estrelle sola,
y tú decir con convicción profunda:
Somos materialistas convencidos.

Ya no tienen cabida en este mundo
las locas invenciones de la mente,
las gorgonas se han ido para siempre,
en los océanos no hay buques fantasmas,
y aquel que caminó sobre las aguas
se ha perdido en el lago de los Quantas.

En el teatro de los idealistas,
Hegel (si lo pudieras ver), menos que ambiguo
está, olímpico, detrás de la cortina,
sentado entre la tesis y antítesis.
Ni hay público para escuchar su verbo:
toda la fenomenología del espíritu
es un sólido bloque de materia
contra el que la mónadas se estrellan.

Tú estás aquí, ene ste jardín,
estás bien muerto y, sin embargo,
oigo tu voz hablando de materia.
Y Marx contesta: No soy yo el que te habla,
eres tu el que sueña.
Estás vivo y estás soñando
que yo te hablo de la materia,
de la que tu sueño es una parte.

Dime, le imploro, ¿el que está muerto
en su hoyo es mecido por el sueño?
Yo he muerto, dice Marx, y tú aún eres
materia viviente. Hablo por tu mente,
y en nada soy mecido, al menos que tú digas
que yo me estoy meciendo.

Desde un púlpito con blancos espectrales
la voz de un sacerdote cae helada:
Los designios de Dios son insondables,
y aunque las naves viajen a la Luna
en tierra nos quedamos con el tiempo.
Sólo el espíritu puede redimirnos
de tal arena aciaga, y esta envoltura corporal
convertida en gusanos, y que surja
la eternidad empapándose en la Muerte.

Muy lindas tus palabras -dice Marx-,
pero las naves viajan a la Luna,
y en tú cabeza tus ángeles vuelan
como las moscas sobrfe el cadáver.
Enseña a tu rebaño que el poema,
en las casas mentales, siempre ocupa
un lugar irrisorio, y diles
que vivimos en un mundo
donde soñar es como estar ya muertos.

1965

Tomado de La vida entera (1969)